Según el Instituto Nacional de Salud Mental, unos 40 millones de estadounidenses sufren de algún tipo de ansiedad. No solo es el problema de salud mental más común en los EE. UU., sino que también es el más prevalente en todo el mundo.
Podríamos pensar que el estrés y la ansiedad son «cosas de adultos» que no podrían afectar la vida feliz e inocente de un niño pequeño. Desafortunadamente, la ansiedad puede aparecer a una edad temprana, lo que dificulta que un niño pequeño se sienta tranquilo en ciertas situaciones.
Natasha Daniels, terapeuta infantil y autora de How to Parent an Anxious Toddler, nos recuerda que no estamos tratando de eliminar la ansiedad, pero sí queremos enseñar a los niños cómo afrontarla. También explica que la ansiedad viene acompañada de algunas características verdaderamente maravillosas. Los niños ansiosos tienden a ser empáticos, inteligentes, sensibles y bondadosos, y estos rasgos positivos pueden brillar cuando aprenden a controlar su ansiedad. Por eso es tan importante para nosotros poder identificar y tratar los trastornos de ansiedad en la primera infancia.
Aquí hay una lista de signos y síntomas comunes que los niños pequeños mostrarán cuando sufren altos niveles de ansiedad.
Inflexible con las rutinas
Los niños pequeños anhelan las rutinas. Generalmente, tener una rutina diaria les da una sensación de control y les proporciona estructura. Sin embargo, apegarse demasiado a una rutina puede ser un signo de ansiedad. Es posible que necesiten sentarse en una silla específica, tomar de una taza en particular o estar arropados de cierta manera. Puede haber signos de ansiedad por separación en situaciones no amenazantes, como cuando un cuidador principal abandona una habitación inesperadamente. Los niños pequeños que son inflexibles o que no están dispuestos a adaptarse a pequeños cambios en su rutina pueden experimentar ansiedad.
Miedos y fobias intensas
Es importante notar la diferencia entre los miedos comunes de la infancia y la ansiedad. Es común que los niños pequeños tengan miedos a cosas como ruidos fuertes, insectos o incluso al baño. Pero a veces se puede desarrollar una ansiedad intensa o incluso fobias. Por ejemplo, un niño pequeño puede tener miedo a los perros, pero puede disfrutar de jugar al aire libre hasta que vea uno. Sin embargo, si un niño pequeño tiene tanto miedo a los perros que no puede jugar afuera o disfrutar de un paseo corto con un cuidador, eso podría ser un síntoma de ansiedad intensa derivada de ese miedo.
Comportamientos repetitivos
Los niños ansiosos a veces desarrollan comportamientos repetitivos, como morderse las uñas, dar vueltas al pelo, apretar los puños, tirar de la ropa o frotarse los ojos. Incluso si un niño pequeño parece estar relajado, ver estos comportamientos una y otra vez puede ser un signo de estrés.
Problemas de sueño
Casi todos los niños pequeños lucharán con el sueño en un momento u otro. Tanto si se trata de dificultades para dormirse como para permanecer en su cama de «niño grande», cumplir con un horario de sueño saludable no siempre es fácil. Sin embargo, un niño ansioso puede despertarse varias veces por la noche y buscar la ayuda de un padre o cuidador.
Regresión
Volver a los viejos hábitos o mostrar signos de regresión son también señales de alerta de la ansiedad de los niños pequeños. Los expertos advierten que esto sucede en situaciones como el entrenamiento para ir al baño. Los niños pequeños que antes iban al baño pero que de repente tienen accidentes frecuentes podrían estar experimentando ansiedad.
Sensibilidad al ruido
Los ruidos fuertes también pueden ser un desencadenante para un niño estresado. Es posible que hayas notado que tu niño se tapa los oídos cuando oye un camión de basura, una aspiradora o un secador de pelo. La sensibilidad al ruido puede hacer que un niño pequeño se sienta aprensivo por estar en grandes espacios llenos de gente también.
Dolor o molestias físicas
La ansiedad puede pasar factura al diminuto cuerpo de un niño pequeño. La tensión y el estrés pueden hacer que un niño pequeño pierda el apetito, se constipe o cause otros dolores y molestias. Los psicólogos infantiles suelen decir a los padres y cuidadores que estén atentos a cualquier queja de dolor crónico, especialmente si se trata de un malestar estomacal.
Recuerda que es común que los niños pequeños se sientan nerviosos o temerosos. Pero cuando estos sentimientos de ansiedad les impide probar cosas nuevas o disfrutar de sus actividades diarias, puede ser el momento de buscar el apoyo de un profesional. Si crees que tu niño pequeño experimenta altos niveles de ansiedad, habla con su pediatra para que te oriente.